YEISMO VS LLEISMO.

El yeísmo es un cambio fonético que consiste en pronunciar de manera idéntica < y > /ʝ̞/ ([ʝ̞]~[ɟ͡ʝ]~[ʤ]~[ʒ]~[ʃ]), y el dígrafo < ll > /ʎ/. Es decir, se trata de un proceso fonológico de confusión de dos fonemas originalmente distintos, por deslateralización de uno de ellos.
En castellano antiguo los sonidos de y y ll representaban fonemas diferentes, pero en la mayoría de variedades de español moderno se ha dado un cambio lingüístico y actualmente no se diferencian en la pronunciación (salvo en áreas de Bolivia, Ecuador, Paraguay, los Andes centrales, zona andina Argentina y sur de Chile, así como en algunas zonas rurales de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia y Extremadura, como en hablantes bilingües de la Comunidad Valenciana, Cataluña, Asturias, Galicia y País Vasco). Es un fenómeno lingüístico muy difundido en la mayoría de los países y ciudades hispanohablantes.

# La pronunciación yeísta es la más habitual en la mayoría de dialectos modernos del español. Consiste en la fusión de los dos fonemas aproximantes palatales: la aproximante /ʝ̞/, representada por < y > y la lateral /ʎ/, representada por < ll >. Este fonema unificado se pronuncia de distintas maneras, normalmente como una aproximante [ʝ̞] pero también como una africada [ɟ͡ʝ] ó [ʤ] tras el archifonema /N/ o enfáticamente.
En el español rioplatense ocurre un yeísmo con rehilamiento, este fonema aparece como una fricativa, [ʒ] ó [ʃ]
  • [ʒ] representa el sonido de la j francesa, [ʃ] el de la sh inglesa [ʃ].
El yeísmo no se aplica a los diptongos fonéticos con /i-/, tales como los que aparecen en las palabras hielo o hierba.

# Origen:
La existencia de esta característica en numerosas regiones de América de habla hispana viene dada a que el fenómeno tiene su origen en la misma España. Hay muchas hipótesis acerca del nacimiento del mismo. En el artículo de Rosario González Galicia, "Mi querida elle", se esbozan algunas de las causas que pudieron haberlo originado.
Uno es la comodidad en el habla, tan presente no sólo en el castellano sino en muchos otros idiomas, en donde los hablantes buscan naturalmente diferenciar únicamente los elementos imprescindibles para la comprensión de las palabras.
Adicional a esta actividad tan natural dentro de la dinámica de las lenguas, se encuentra el hecho de que son muy pocas las palabras en el castellano que se distingan unas de otras tan sólo por la presencia de la y en lugar de la ll. Algunos ejemplos comunes de esta distinción serían arrollo (empujo, atropello) y arroyo (corriente de agua), valla (anuncio publicitario), baya (de color bayo) y vaya (diríjase hacia), calló (hizo silencio) y cayó (se dejó caer), halla (del verbo hallar), aya (institutriz) y haya (del verbo haber, y el árbol).
Otro aspecto, más de carácter sociológico, se encuentra en la movilización de las masas rurales hacia las ciudades en España. Lo que en un principio fue un rasgo de distinción —entre una "mala pronunciación" (propia de la gente del campo) y una "correcta" (de los ciudadanos)— con las oleadas de emigración rural hacia las urbes fue generalizándose, así como ha sido el caso de muchas otras características y fenómenos.
El yeísmo, según apunta González Galicia, presenta testimonios escritos desde muy temprana data que se remontan a tiempos previos e inicios de la conquista de América donde en los textos escritos y cartas se presencia confusiones en la escritura entre el uso (y, por ende, pronunciación) entre la ll y la y, favoreciendo a esta última. Se ve entonces cómo se plasman palabras como cabayo, yorar, yamar, ayá, y, por el otro, y en el uso de las mismas personas, sullos (por suyos) o vallan (por vayan).
El yeísmo en el habla de América resulta bastante complejo, existiendo hasta distintos tipos de yeísmo. Está el yeísmo confundidor, como es el caso de toda España, en el que ll e y se confunden, siendo el fenómeno más generalizado.
No obstante, también existe el yeísmo diferenciador en el interior de Ecuador y partes de Argentina, que aunque la ll ha perdido su articulación característica lateral, no se ha confundido con y sino que ha adquirido una pronunciación claramente distinta. Es decir, ha perdido su rasgo originario de pronunciación, pero se adquiere otro que sigue siendo distintivo y que lo diferencia de la y.

# Cabe, por último, destacar los lugares donde el fonema lateral palatal de pollo es aún diferente de poyo.
Los países que mejor conservan la distinción son Bolivia y Paraguay, donde el yeísmo es aún minoritario. Antaño la distinción estaba muy extendida por el interior de Colombia y Perú, aunque hoy sólo quedan restos, notablemente en Santander y Nariño (Colombia) y en las zonas rurales del interior de Perú, pero con gran arraigo en la segunda ciudad más importante de este país, Arequipa. En Ecuador ll resiste como palatal lateral en la zona de Loja, en Argentina en las zonas rurales de la mitad norte alejadas de la región porteña, especialmente en la zona guaranítica vecina de Paraguay.
En España distinguían tradicionalmente casi todas las zonas no urbanas de la mitad norte del país y buena parte de las del sur a excepción de Andalucía, donde el yeísmo está más arraigado, aunque quedan restos de ll en las cercanías de Sevilla, en zonas de Huelva (en el norte y en Lepe) y la serranía de Málaga; en Extremadura hay focos de distinción importante en Cáceres; la Huerta de Murcia y el Campo de Cartagena han sido tradicionalmente distinguidores, aunque las capitales son yeístas. En estos lugares de España señalados, el yeísmo es relativamente reciente, pero bien pueda decirse que en un par de generaciones la indistinción de "cayó" y "calló" se habrá generalizado también, como ha sucedido prácticamente en todos los núcleos urbanos. Actualmente la distinción sigue oyéndose de vez en cuando en los medios de comunicación, pero, con alguna excepción, los distinguidores suelen ser originarios de comunidades bilingües: Cataluña, País Vasco, Navarra.
El yeísmo de la lengua española en España es tan fuerte que incluso se ha extendido a las otras lenguas del país, que en un principio distinguían ambos fonemas, y hoy en día es ya mayoritario en gallego y se extiende con fuerza entre hablantes jóvenes del asturiano y del catalán en Valencia y en las zonas urbanas de Cataluña.

Se llama lleísmo el cambio fonético opuesto al yeísmo o sea, la pronunciación de /ʝ̞/ como /ʎ/. Se da en escasas zonas.